Cuando la mente se somete a ordenes externas por, sentires, pasiones, deseos y materia, lo que menos se espera de ella es una respuesta sensata, la expansión de la situación destroza toda realidad que y aunque difusa, no deja de ser la que hay, porque es eso lo que tienes que ver, vivir y modificar, cuando tu percepción deje libre al pensamiento ordenado.
Decimos a boca llena, queremos hacer, queremos decir, queremos aportar y lo más estruendoso, queremos ser libres.
La libertad no es una palabra ni una intención básica, es un día a día dentro del reconocimiento de lo superfluo como contumaz pasión libertaria entre ideas nunca nacidas de ti, donde ese ha quedado la mente del libre o aquel que desea ser libre, ¿dónde se haya la manipulación de sí mismo si no es en tu propio autoengaño?, ¿serias capaz de abandonar lo que conoces como esclavitud y…
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